
Prisioneros del Sabor: la memoria servida en un plato
Prisioneros del Sabor: la memoria servida en un plato
En el Complejo La Aventura, la muestra fotográfica “Prisioneros del Sabor” nos invitó a mirar con otros ojos. No fue una exposición cualquiera: detrás de cada foto había jóvenes del Correccional de Menores que encontraron en la cocina no solo recetas, sino también un camino hacia la reconstrucción personal.
El proyecto nació de la mano del chef Julio César Salina junto al Área de Salud Mental de la unidad, y logró algo inmenso: transformar cada clase de cocina en un espacio de autoestima, creatividad y resiliencia. Allí, los ingredientes dejaron de ser simples alimentos para convertirse en símbolos de memoria, resistencia y sueños posibles.
Uno de los momentos más conmovedores de la inauguración fue la dinámica que invitó al público a responder, de manera anónima: “¿Qué comida te hacía sentir cuidado cuando eras niño?”. Las respuestas despertaron ternura y recuerdos, recordándonos que la comida no solo nutre el cuerpo, sino también la memoria afectiva.
El recorrido concluyó con un bori bori preparado por alumnos del EPJAI 9070 de Apóstoles, acompañados por su profesor, el chef Juan Ignacio Rodríguez. Para muchos de esos jóvenes, fue la primera vez de conocer el río y caminar por Posadas. El plato se compartió con la presencia de uno de los internos, en un gesto poderoso de encuentro y humanidad.
El evento estuvo acompañado por autoridades provinciales y nacionales —entre ellas, la directora general Valeria Mereles, el inspector general José Cáceres, directivos de la UP IV, personal penitenciario, la senadora nacional Sonia Rojas Decut y el secretario de Cultura Joselo Schuap— quienes también fueron parte de esta experiencia.
Más allá de lo estético, la muestra dejó un mensaje profundo: el arte como lenguaje de reparación. En cada fotografía y en cada sabor, se dibujaron puentes hacia la identidad, la memoria y la esperanza.
“Yo no soy artista, pero creo que los artistas necesitan libertad para crear, y eso se agradece a los directivos”, expresó Julio César Salina al cierre, con humildad y gratitud. También agradeció a su familia: “Todo este trabajo es gracias a mi esposa, a mis hermanos y a los amigos que son mi otra familia”.
Desde Prisma celebramos este gesto artístico y humano. Felicitamos a Salina y a todos los que hicieron posible esta propuesta que demuestra que, incluso entre muros, la creatividad puede florecer y abrir horizontes.
*También agradecemos a los medios que nos ayudaron con la difusión.