Violencia digital: cuando el daño no se apaga al cerrar la pantalla

Violencia digital: cuando el daño no se apaga al cerrar la pantalla

Violencia digital: cuando el daño no se apaga al cerrar la pantalla
(Info brindada por Verónica Mansilla)
Lo que pasa en las pantallas no queda en las pantallas. En San Pedro, estudiantes del Instituto San Francisco levantaron la voz para decirlo con claridad y sin rodeos. A través de una serie de podcasts producidos junto a la Radio Escolar y Comunitaria Séptima Estrella, adolescentes decidieron hablar de violencia digital, una problemática cada vez más presente en la vida cotidiana de chicos y chicas de Misiones.
La iniciativa nació desde la escuela, pero apunta a toda la sociedad: informar, prevenir y generar conciencia sobre prácticas que muchas veces se minimizan como “bromas”, pero que pueden dejar marcas profundas.

Cuando la violencia se disfraza de chiste
La propuesta surgió luego de situaciones reales vividas en la institución, donde conflictos entre estudiantes tenían como eje el mal uso del celular, imágenes manipuladas con inteligencia artificial y rumores sobre la difusión de fotos íntimas sin consentimiento
“Ahí nos dimos cuenta de que faltaba información. Para muchos chicos todo era una broma”, explica la psicopedagoga Tamara Lara González, quien acompañó el proyecto junto al profesor Horacio Fariña, encargado de la edición de los podcasts.
La investigación llevó a los estudiantes a conocer marcos legales como la Ley Olimpia, la Ley Belén y el Proyecto de Ley Ema, impulsado tras la muerte de Ema Bondaruk, una adolescente cuya historia atraviesa los audios producidos por los chicos y chicas de San Pedro.

Ema tenía su edad: el punto de quiebre
Lo más movilizante para el grupo fue descubrir que Ema era una adolescente, una estudiante como ellos. Esa identificación generó empatía y un cambio profundo en la mirada:
un solo clic puede cambiarle la vida a alguien para siempre.
Los estudiantes comprendieron que la violencia digital es real, que duele, que deja huellas emocionales y que no desaparece al apagar el celular. “Lo digital afecta igual que lo real”, repiten con convicción

La escuela como espacio clave de cuidado
El proyecto pone en evidencia el rol central de la escuela, donde suelen emerger estos conflictos. No solo como espacio de contención, sino como lugar donde se debe informar, prevenir y saber intervenir.
En ese sentido, se destaca la Guía Ema, una herramienta pensada para las instituciones educativas, que brinda orientaciones para detectar, abordar y prevenir la violencia digital, además de sugerir capacitaciones docentes y protocolos de acción

“Es fundamental que los docentes sean los primeros en conocer esta información para poder trabajarla de manera transversal”, señala Tamara.

La voz de los adolescentes: aprender, cuestionar, cambiar
Los verdaderos protagonistas son los estudiantes. Ellos mismos cuentan cómo cambió su mirada:
“Pensábamos que la violencia digital era solo insultar por redes”, dicen.
Luego entendieron que también incluye compartir fotos sin permiso, crear perfiles falsos, controlar, difundir rumores o excluir.
Descubrieron que muchas veces la violencia se disfraza de broma.
También reflexionaron sobre el uso responsable de redes sociales, la importancia del consentimiento, la privacidad y la necesidad de pedir ayuda cuando algo no está bien.
“Las redes no son un juego y lo que se comparte puede quedar para siempre”, afirman con una madurez que interpela a los adultos.

La experiencia del Instituto San Francisco deja un mensaje potente para Misiones y especialmente para comunidades como Posadas:
hablar de violencia digital a tiempo puede evitar daños irreparables.
escuchar a los adolescentes es clave para prevenir.
No se trata solo de leyes o protocolos, sino de empatía, educación y compromiso colectivo. De dejar de normalizar el “reenviar por chiste” y empezar a cuidar, también, en lo digital.

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