Cuanto todo explote…

Cuanto todo explote…

Te traemos un texto de Patricia Smit:

“Cuanto todo explote, fíjate de qué lado de la mecha te encontrás…”

Nos encontramos transitando un cierre de año atípico, distinto, y sin dudas, muy difícil. La pandemia ha atravesado y modificado todos los ambientes de la vida tal como la conocíamos, y recién ahora comenzamos a ver el impacto psíquico que ha generado. La escuela no es la excepción. Es el escenario donde se ponen en juego las nuevas formas de vincularnos, nuevas formas de aprender y enseñar, nuevas subjetividades, modelos de crianzas y educación que a su vez entran en conflicto con modos de pensar y enseñar que, de alguna forma, ya no dan respuesta a las nuevas demandas.

Se han puesto sobre la mesa diversas demandas, como ser la importancia de la escuela como lugar que habilita los vínculos afectivos, y a partir de allí, los procesos de enseñanza y aprendizaje, la importancia de la salud mental, de la salud en general. La necesidad de ser escuchadxs y de hacer efectivos nuestros derechos…

En las últimas semanas, no hay quien no haya leído o tenido conocimiento acerca del Instituto posadeño en el que un grupo de alumnas tomaron la decisión de “alterar la paz” frente al colegio, convocando a compañeras y compañeros de otros cursos, y donde después se sumaron a la causa ex alumnas, y muchas otras personas que de alguna forma se sintieron identificadas con su reclamo, o que bien, por empatía prestaron su voz y compañía. Fue así que nos dieron cátedra realizando una manifestación pacífica, (pero de ninguna manera pasiva), donde pedían ser escuchadxs, pedían auxilio para frenar tantas formas de abuso y faltas de respeto por parte de sus compañeros, y donde además nos demostraron, que, aunque a veces la “Justicia” y el “Poder” parecen olvidarlo, hay límites que hay que respetar y recordar.

Fue tal el movimiento que han generado, que lograron sacudir puestos estratégicos de poder, de funciones, y lugares. Fue tal el movimiento que abrieron una “salida de emergencia”, que semanas después, fue utilizada como recurso por otras estudiantes de otra institución. Es decir, dejaron huellas… Y las entiendo. A veces, para ser escuchadxs, no queda más opción que hacer ruido. Y cuando parecen no escuchar quienes deberían; hay que buscar hacer más ruido en otros lugares: siempre habrá alguien que esté dispuesto a escuchar y hacer algo al respecto.

Las chicas se cansaron, y no se callan más. Pidieron de muchas formas que se haga algo al respecto, y al encontrarse con tantas desoídas, decidieron hacer algo ellas. Aun no entiendo si fue el coraje o el miedo lo que las motivó, o un poco de ambas. Quien haya leído los chats que se han filtrado, entenderá porque hablo de miedo. Dichos chats me hicieron pensar tres cosas: primero, el acceso ilimitado a la pornografía como “modelo” a seguir para las formas de relacionarse, segundo, la falta de aplicación de la ESI, y tercera, la que me hizo sentir miedo y me recordó a un libro que leí hace unos años, donde víctimas sobrevivientes de la dictadura militar, contaban como podían toda clase de torturas y atrocidades a las que habían sido sometidos. ¿No serán motivos más que suficientes para alarmarse?

Estoy convencida de que la información y la educación son la mejor forma -y la más pacífica- de hacer algo al respecto. Y no cualquier tipo de información, sino información, clara, concreta y precisa, para responder preguntas y aclarar dudas. Necesitamos la ESI. Independientemente de que la institución sea pública o privada, primaria o secundaria, religiosa o laica. Necesitamos que nuestrxs niñxs y adolescentes tengan acceso a información revisada y supervisada por profesionales, a contenidos transmitidos en un espacio monitoreado, donde se sientan alojados y acompañados, donde sientan que pueden sacarse las dudas, recibir información, aprender de buena fuente. Y los adultos necesitamos entender, que cuando no se les responde una pregunta, ésta va a insistir, hasta encontrar una respuesta, cualquiera sea, y hoy por hoy, la pornografía está copando terreno donde las preguntas en materia de sexualidad, no son respondidas.

A quienes aún no sepan de que se trata la ESI, lxs invito a informarse. En la página del Ministerio de Educación, se encuentra todo el material digitalizado a su disposición. Esta es la única manera de comenzar a entender, que la ESI no es “enseñarle el kama-sutra”, tampoco es “adoctrinamiento de género”, ni mucho menos, es “enseñarles a abortar”. Leer, conlleva a entender a la ESI como la herramienta más valiosa para frenar con las violencias, con el abuso sexual infantil, con las relaciones sexuales promiscuas, con el embarazo adolescente y las infecciones de transmisión sexual. La ESI significa aprender a cuidar y respetar el cuerpo propio y el de los demás, a nuestra persona y a las demás, significa denunciar cuando hay acciones ilegales, y ponerle un freno al patriarcado.

Leer de que se trata la ESI, implica también hacernos cargo, de que estos adolescentes de los que reniegan los adultos, éstos que nos dan cátedra y nos enseñan nuevas formas de vivir, son nuestrxs hijxs, pero no los criamos para nosotros, sino, para el mundo, ese mundo que tanto deseamos, sea un poco mejor.

Lic. Patricia Smit

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