
La sociedad exige respuestas: el caso del Hogar Papa Francisco expone fallas en el sistema de protección infantil de Misiones
No es una nueva serie de Netflix: Dos niñas que vivían en un hogar estatal desaparecieron y fueron halladas en una fábrica abandonada. El caso reaviva el debate sobre la seguridad, la contención emocional y la responsabilidad institucional en la protección de menores.
Los hechos
El domingo 12 de octubre de 2025, dos menores alojadas en el Hogar Papa Francisco —un dispositivo estatal de protección infantil— se ausentaron del lugar sin autorización.
A partir de esa ausencia, se revisaron sus dispositivos móviles y se detectaron conversaciones con un adulto que utilizaba una identidad falsa para contactarlas.
Gracias al trabajo de la Policía de Ciberdelitos de Misiones, se logró rastrear la geolocalización y organizar un operativo urgente.
Una de las niñas logró escapar por sus propios medios, cruzando un alambrado y llegando hasta la Comisaría Quinta de Garupá, donde pidió ayuda. Su testimonio permitió que el martes 14 de octubre, en una fábrica abandonada del barrio Ñú Porá, se rescatara a la segunda menor.
Allí fue detenido un hombre de 37 años, junto a otros cuatro implicados, de entre 19 y 63 años, en distintos puntos de Posadas. En total, cinco adultos permanecen detenidos por delitos de grooming, corrupción de menores y privación ilegítima de la libertad. Hijos de puta!
Las niñas fueron restituidas al hogar y actualmente reciben asistencia integral de equipos interdisciplinarios —psicólogos, trabajadores sociales y personal especializado— con acompañamiento del Ministerio de Desarrollo Social.
-El sistema bajo la lupa
El Hogar Papa Francisco, como otros dispositivos de protección de la provincia, depende administrativamente de la Subsecretaría del Niño, Niña y Adolescente, órgano estatal que implementa las medidas de protección integral conforme a la Ley Nacional 26.061 (derechos de menores)
Por lo tanto, la responsabilidad de supervisión, regulación y acción institucional en materia de hogares convivenciales (y similares) yace en ese marco legal-institucional.
Esa estructura forma parte del Ministerio de Desarrollo Social de Misiones y tiene la responsabilidad directa de supervisar los hogares convivenciales y garantizar la integridad de los menores alojados.
Este caso pone en evidencia una pregunta de fondo: ¿Cómo dos niñas bajo custodia estatal lograron fugarse y quedar expuestas a una red delictiva?
La respuesta no parece estar solo en la seguridad física, sino en la emocional y vincular. Las niñas no escaparon de un candado, sino de una falta de contención.
-El rol de la tecnología y el grooming
El contacto con los adultos se dio a través de redes sociales, utilizando perfiles falsos. La manipulación, el engaño y la construcción de confianza son las herramientas más comunes en los casos de grooming.
Por eso, este hecho debe ser una señal de alerta sobre la necesidad de educación digital, tanto dentro de los hogares convivenciales como en las escuelas, para prevenir la captación de menores por internet.
-Lo que realmente falla
La seguridad en los hogares de protección no se mide únicamente en cámaras o rejas. Falla cuando no hay escucha, acompañamiento afectivo o presencia adulta significativa.
Las niñas que viven en estos espacios no son reclusas ni delincuentes: son víctimas que necesitan reconstruir su confianza en el mundo.
Cuando esa confianza no aparece dentro del sistema, alguien más —muchas veces un agresor— ocupa ese vacío.
-Responsabilidades compartidas
El Ministerio de Desarrollo Social debe revisar los protocolos y las condiciones de los hogares, garantizando equipos interdisciplinarios permanentes.
El Poder Judicial tiene la obligación de investigar con rapidez y transparencia, sin dejar grietas que transformen un caso grave en una simple estadística.
La Policía de Misiones, que actuó con eficacia en el rescate, debe profundizar su labor preventiva junto a escuelas y comunidades. Pero qué pasa cuando además aparecen implicados dos policías?
Y el sistema educativo, en todos sus niveles, debe reforzar la enseñanza sobre el uso seguro de internet y los derechos de la niñez.
Pero también la sociedad tiene su parte: dejar de mirar hacia otro lado. Estas niñas no “son del hogar”: son nuestras. Son responsabilidad colectiva.
-Justicia y empatía: las dos urgencias
Este caso no es un escándalo mediático: es una historia de dos niñas que nadie escuchó a tiempo.
Una historia que recuerda que la infancia no se negocia, que la protección debe ser real y que cada fuga, cada abuso bajo custodia estatal, es una herida moral para toda la comunidad.
El caso del Hogar Papa Francisco no termina con las detenciones. Empieza ahí.
Porque lo que se rescata no son solo dos vidas: es la oportunidad de reconstruir la confianza en un sistema que debe proteger, no fallar.
Ningún niño ni niña bajo cuidado estatal debería volver a desaparecer. Nunca más.
En síntesis:
Las claves de este caso:
-Hay cinco detenidos, lo que indica que no es solo un agresor aislado, sino posiblemente una estructura o red más amplia.
Es imprescindible investigar hasta fondo para que no quede un caso “aislado”: debe servir para fortalecer los dispositivos de protección, educación y fiscalización en Misiones y en el país.
-Indigna ver que niñas que ya están en una situación de vulnerabilidad—estando alojadas en un hogar de protección— puedan caer en esto. Este tipo de casos requieren no solo la condena de los agresores, sino también un compromiso social y estatal renovado para que todos los menores estén realmente protegidos.
Tags:
Garupá, Misiones, Hogar Papa Francisco, niñas desaparecidas, protección infantil, grooming, trata, ciberdelitos, justicia de Misiones, Ministerio de Desarrollo Social, hogares convivenciales, derechos de la infancia, responsabilidad estatal, prevención del abuso infantil, educación digital.