El encierro
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Les dejamos unas palabras de nuestra querida amiga, la psicóloga Sonia Almada, directora- presidenta de la Asociación Civil “Aralma”. Nos ayudan a reflexionar en estos tiempos de encierro.
“Hace muchos años comencé a atender a adolescentes que se encontraban en situación de encierro decidido.
Al principio no sabía de qué se trataba. El trastorno había comenzado en Japón en la década del 90 y lo llamaron HIKIKOMORI que significa reclusión, aislamiento.
En Argentina los primeros casos aparecieron en el año 2000, lo describí llamándolo “Síndrome por Autoencierro” . Se trataba de la decisión desesperada, pero consciente, de adolescentes que no se sentían preparados para afrontar el mundo externo y debían guarecerse dentro de sus casas, muchas veces también de sus familias.
Los casos aparecieron en todo el mundo y en cada país tuvo su particular nombre y compartimos con colegas los indicadores en el mundo.
En Aralma atendemos estos casos en los domicilios y trabajamos en consultorio con las familias.
La circulación de la palabra en estas familias está desvanecida y allí reside el problema. Escribí capítulos en libros de psiquiatría y un libro, hace 17 años, dedicado a esta forma particular de padecer infanto-juvenil: un corte agudo con todo, que rompe el lazo social.
Mi preocupación es la de siempre , la forma en que no se escucha su voz.
Atendemos también a niños y adolescentes privados de cuidados parentales confinados por meses y por años, con salidas esporádicas, que tienen una necesidad imperiosa de ser escuchados, de contar su trágica historia y sus esperanzas de una vida mejor.
También los jóvenes en conflicto con la ley penal, destituidos de su lugar de adolescentes.
Los bebés y niños pequeños cuyas madres se encuentran detenidas y viven la situación de encierro no decidido en oposición a su derecho fundamental, la libertad.
Siempre la apuesta es a la palabra que devuelve el aliento y posibilita la elaboración de lo traumático. La palabra que ofrece tejer redes de contención y alojo y reconstruye el lazo social.
El encierro siempre tiene consecuencias.
En este momento que atravesamos un severo problema sanitario que nos confina a algunos solos y a otros acompañados, pensé en ciertas cuestiones relacionadas a la infancia y adolescencia para compartir en este encierro preventivo de la salud física.
Vi en los portales, TV y redes muchísimas actividades para niño/as y no estoy segura que la saturación sea la mejor manera de transitar la reclusión. Es más ,me atrevería a asegurar que puede estresarlos.
Hay cierta premisa que a los niños y niñas se los debe tener ocupados para que no molesten. Nada más alejado de la necesidad de un niño.
Tenemos una oportunidad excepcional de tiempo libre para estar junto a nuestros hijo/as,abandonando la idea de “ lo difícil que es estar con niños” , tan animada en las redes, aprovechando este encuentro para conocernos un poco más.
Quizá comenzar por contarles, sin alarmarlos, lo que estamos viviendo y que la salida es entre todo/as, cuidándonos.
Los chicos y las chicas ,no solo necesitan cooperar ,sino que son parte de la solución como lo somos todos.
Quizá podamos charlar, contar anécdotas y juegos del pasado. Bailar, cantar ,leer y escuchar cuentos. Sentarnos con los más grandes a conocer su música y ver alguna partida en streaming. Aprender cómo eligió a su personaje y cuales son sus estrategias. Conocer ese universo fantástico.
Escuchar sus historias, miedos,deseos y sus sueños, porque si hay un futuro es con ellos.”
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