La Feria del Libro Infantil de Bolonia tiene representantes misioneras

La Feria del Libro Infantil de Bolonia tiene representantes misioneras

Desde Prisma nos alegramos mucho cuando nos enteramos que producciones misioneras se presentan en otros países, ganan premios, triunfan, porque van conquistando espacios, abriendo puertas y exponiendo el talento que hay en nuestra provincia, como el caso del libro Güilli y Guan que forma parte de la prestigiosa feria virtual del libro infantil de Bologna, y fue creado, soñado, por Laura y Burbuja Abian, desde Posadas Misiones.

Te dejamos con una de las autoras, Laura Abian, a quien muchos ya conocen de la Biblioteca Popular Posadas.

 

P: ¿Qué leías cuando eras chica? ¿Cuáles eran tus libros, autores favoritos? ¿Mirabas tv? ¿A qué jugabas? ¿Y en tu adolescencia? ¿Qué leías?

 

LA: “Cuando era chica leía de todo. En mi casa siempre hubo mucha libertad y muchos libros. Pero siempre me gustó la poesía, los juegos de palabras, adivinanzas. Esa cualidad sonora de las palabras que pueden convertirse en juguetes para nuestros oídos y que resuenan en nosotros mucho tiempo después que las leímos/escuchamos despertando voces y ecos interiores. Pero también jugábamos mucho con mi mamá; juegos tradicionales y juegos de palabras todo el tiempo.

Mis libros favoritos hasta cierta edad fueron los de poesía de Elsa Bornemann y los de piratas de Emilio Salgari. “El libro de los chicos enamorados” y “Bilembambudin” eran libros que releía todo el tiempo y me encantaban las ilustraciones de Guido Bruveris que tenían de la edición de Bruguera que yo tenía. Y una de mis autoras favoritas de todos los tiempos es María Elena Walsh; la leía, la escuchaba, la cantaba. El cuento “El diablo inglés” hasta el día de hoy es uno de los que me da más alegría al leerlo.

No nací en una casa con televisión, tuvimos de más grandes, tipo 8 años. Y en esa época, década del 80, no existía el cable acá y no había programación las 24hs; la televisión abierta tenía horas reducidas de transmisión. Tampoco había canales exclusivos para niños. El programa que recuerdo que me gustaba era “Margarito Tereré”.

Jugábamos mucho con mis hermanos, afuera en el patio y en el barrio. Salíamos con nuestras bicicletas e incursionábamos en toda la zona que no estaba urbanizada y para nosotros era como ir al monte. Pero también me gustaba jugar sola, hablaba mucho sola teniendo diálogos con personas imaginarias. Me acuerdo que me gustaba ir a la plaza 9 de julio a jugar con las estatuas, me podía pasar mucho tiempo hablando con ellas.

En mi adolescencia no mermó mi curiosidad, que siempre fue alentada por mis padres que nos dieron lo mejor para la crianza: amor, paciencia, libertad y soledad. Leía de todo, tuve una temporada que me gusta leer diccionarios, el listado alfabético de palabras, una tras otra. Pero siempre leí mucha poesía. En mis lecturas de esa época fueron centrales Borges y Alejandra Pizarnik, tenía escritos poemas de ellos en las paredes de mi habitación.”

P: ¿Cómo nace el libro Güilli y Guan? ¿Qué te inspiró? ¿Cómo llegó a la feria de Bolonia?

LA: “En realidad, no nació como libro, fue un juego y un ejercicio creativo propuesto por Burbuja Abian, mi hermana. La idea y la propuesta fue de ella: “vamos a jugar” me dijo y nosotras siempre jugamos juntas así que le dije “¡Sí!”. Ella me enviaba por mail una imagen que realizaba semanalmente y yo le ponía palabras y luego ella armaba la pieza y la compartía en las redes. A pesar de lo que piensa la mayoría de la gente que primero es la palabra y luego la imagen acá fue al revés. La inspiración era ese juego de encontrarme con el mundo de Burbuja cada semana, dejar que me interpele y que surjan los diálogos. A veces nos sorprendía la conexión que teníamos y las cosas que iban surgiendo. Ella me mandaba los dibujos solos, sin ninguna aclaración ni acotación ni nada.

Luego se transformó en libro, en formato papel. Y llegó a la feria de Bologna también por iniciativa de Burbuja que forma parte de ADA (Asociación de Dibujantes Argentinos) y siempre invita a sus miembros a participar para llevar material a dicha feria. Ella lo envió y lo seleccionaron, justo unos días antes de la pandemia en marzo del 2020. Situación que hizo que se pospusiera y que hoy se pueda disfrutar virtualmente. Pero digamos que TODO fue iniciativa de Burbuja que es muy metódica y superprofesional.”

P: Vos trabajas con libros y niños. Contanos de esa experiencia y de actividades que realizas.

LA: “Yo trabajo en la Biblioteca Popular Posadas desde hace 16 años en los talleres de lectura para chicos y estoy a cargo del Rincón infantil y Bebeteca “Primeros pasos, primeros libros”, del carrito de lectura y de las actividades de extensión (Rincón Infantil en la plaza San Martín, visitas a colegios, etc.).

Mi trabajo como mediadora de lectura no es sólo acercar los libros y los cuentos a los niños y sus familias; ese acercamiento se da en un vínculo que por regla general se construye con afecto, con mucho amor y paciencia. Establecemos una relación; yo hablo con los chicos, los conozco y ellos me conocen, vamos construyendo en cada encuentro y momento un vínculo. Y en medio de eso es que surgen los libros, las lecturas, las historias, los cuentos, los juegos, en un ida y vuelta permanente.

Tengo el privilegio enorme de ver crecer a los chicos, igual que con los hijos. Comienzan en un taller o en el rincón y luego se asocian y siguen viniendo a la Biblioteca ya de adultos.

Una acompaña, comparte la vida; ese tiempo de estar juntos tejiendo vínculos de afecto de diverso tipo. Para mí, la lectura forma parte de la vida. Como el arte en general, te emociona, te hace pensar, te permite poner distancia de la propia vida cotidiana que a veces es agotadora, podés soñar e imaginar. Y una quiere compartir eso con otros porque eso forma parte de las cosas buenas y las cosas buenas hay que compartirlas. La lectura es así una parte significativa de la experiencia vital para muchas personas. De eso es de lo que habla Michele Pètit cuando dice que a todos nos asiste el “derecho a la metáfora”; y la literatura y el arte en general nos dan ese espacio y esa posibilidad cuando se transforman en refugio, hogar y ensoñación.

Una anécdota que siempre recuerdo y atesoro sucedió en el Hogar Santa Teresita, donde dábamos un taller de lectura para las niñas de 8 a 14 años. Yo llevaba libros y leíamos juntas. Elegíamos algunos y leíamos en voz alta. Era una época que estaban todas enamoradas y me pedían poemas de amor todo el tiempo. Recuerdo que había elegido un poema de María Cristina Ramos y Sofía, una de las niñas más pequeñas, se sentó a mi lado en el suelo. A medida que yo leía, ella se acercaba más y más, despacito y me miraba con mucha atención. Hasta que estuvo a centímetros de mi cara y me dijo “qué lindas las palabras que salen de tu boca” (¡Piel de gallina! ¡Qué hermoso!). Para mí ese momento fue fabuloso porque ella veía la sonoridad de las palabras que salían de mi boca, ella las podía ver. Una verdadera experiencia. Si eso no es poesía ¿qué es?

P: ¿Cómo ves a la lectura en Misiones, o en Posadas en estos tiempos? ¿Lxs niñxs leen? ¿Qué leen?

LA: “Por mi propia experiencia creo que en muchos casos los niños tienen dos lugares de donde provienen sus libros y lecturas: el mercado y la escuela. Hay excepciones, obviamente, en que los padres tienen una participación activa sobre lo que leen sus hijos, pero por regla general van a la librería le piden al vendedor que les recomiende algo para sus hijos y listo.

Y por otra parte está muy extendido el pensamiento de que la responsabilidad por formar lectores (tanto en términos de alfabetización como de compresión lectora) es únicamente de la escuela. Cuando en realidad es una responsabilidad y una tarea social, de algún modo nos compete a todas las instituciones que participamos de la vida social, incluida la familia. Y sí, en muchos casos afortunadamente está la escuela como el único espacio donde los chicos leen y escriben como prácticas cotidianas y pueden acceder a libros e historias que de otra manera no conocerían. La escuela pública, a pesar de todo lo malo que le achacan, para muchos niños sigue siendo un espacio de democratización del acceso a los bienes culturales, sigue funcionando como igualadora en escenarios sociales cada vez más desiguales e injustos para nuestras infancias.

Creo que los chicos leen del mismo modo que leen actualmente los adultos en nuestra sociedad. Y cuando digo “modo” me refiero al tipo de práctica lectora.  Cuando los padres traen a sus hijos a la biblioteca y me dicen “le traigo porque no lee nada”, les pregunto “¿y usted lee? ¿le lee cuentos a su hijo? ¿lee en papel o en pantalla?”. Porque le exigimos a nuestros hijos de una manera bastante esquizofrénica que hagan cosas que nosotros no hacemos.

Por supuesto que no es lo mismo hacerse esa pregunta en relación a niños con necesidades básicas insatisfechas que viven en condiciones de precariedad que niños de clase media. Pero aquellos niños que tienen acceso a libros en general son las lecturas recomendadas por el mercado editorial. Por eso son tan importantes las bibliotecas como espacios de democratización del acceso a los bienes culturales, donde los libros sean de calidad estético-literaria y representen la variedad y heterogeneidad de la cultura de la que somos parte.

Yo tengo una especie de dilema ético que fui resolviendo con la experiencia, en torno a lo que los niños piden (Gaturro, por ejemplo). Creo que esos textos son una especie de puente que luego van a permitir que vayan recorriendo otros libros, otras historias. Y acompañarlos, probar y recomendar, leerles en voz alta cuentos que nosotros elegimos para ellos, acercarles opciones. Ir lentamente, como dice Carlos Skliar en relación a la función del docente, “ensanchando su horizonte”. Darles la mano como adultos y acompañarlos a conocer el mundo, nuestro mundo que luego lo irán cambiando (o no) para hacerlo suyo.”

P: Actualmente estás en la Biblioteca Popular de Posadas: ¿Cómo está funcionando en esta pandemia?

LA: “La Biblioteca está atravesando tiempos difíciles en pandemia porque estábamos acostumbrados a tener la biblioteca llena de gente: socios entrando y saliendo para buscar libros, niños y adolescentes en el sector infantil charlando, jugando, leyendo, dibujando; estudiantes de todos los niveles usando la sala para estudiar. Lo mismo con todas las actividades que teníamos con afluencia de público como talleres, ciclos de cine, charlas, recitales de música, obras de teatro. La nuestra era una biblioteca muy viva, llena de gente y movimiento.

Todo eso se paró con la pandemia y el aislamiento sanitario. Actualmente sólo realizamos préstamos a domicilio para socios y estamos trabajando en protocolos para poder realizar la apertura de la sala y de algunas actividades de manera segura y responsable.

Y, por otra parte, la Biblioteca está atravesando una crisis económica importante debido a la falta del pago de alquiler del inquilino actual, Minicuotas Ribeiro. Por ahí la gente no sabe, pero el local comercial que está pegado a la Biblioteca es propiedad de la institución y es uno de sus mayores ingresos. Desde hace 10 meses que no pagan el alquiler y la Biblioteca se ha desfinanciado completamente. Por suerte, recibimos subsidios del gobierno provincial y nacional que han permitido a la Comisión Directiva de la Biblioteca pagar sueldos y gastos de funcionamiento.”

P: ¿Qué actividades planean hacer para estas vacaciones?

LA: “Por ahora no tenemos planificado específicamente ninguna actividad. Estamos pendientes de las habilitaciones municipales para el uso de nuestros espacios, como el auditorio y la sala de lectura. Pero somos muy cautos por el tema del frío y la falta de acondicionamiento de los espacios que tiene poquísima ventilación.”

P: ¿Estás escribiendo nuevos libros?

LA: “Actualmente y a través del sello editorial Pez de Plata estamos trabajando en la edición de un libro de poemas que, financiamiento mediante, se publicará antes de fin de año. Por otra parte, estoy escribiendo dos obras de teatro para adultos y terminé de escribir “Los ordenadores” que es una obra de teatro infantil que está en etapa de ensayo de la mano del grupo Dimes y Diretes con Paula Parodi y Daniela López Giménez.

Escribir, escribo todo el tiempo. En general los escritores no escribimos libros, pensando en el objeto editorial como tal. Por ahí después toma la forma de libro por esa necesidad de compartir e intercambiar miradas del mundo con otros. En mi caso particular es una suerte de pregunta que reformulo una y otra vez; la reescribo y hago borradores, con diferentes formatos y tonos. No busco respuesta sino sencillamente la pregunta como búsqueda. No sé bien cuál es el interrogante, todavía no descifré la hondura de la duda, pero creo que tiene que ver con la naturaleza de los vínculos y de qué está hecha nuestra propia experiencia vital.”

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