¿Cómo se alimentan los adolescentes?

¿Cómo se alimentan los adolescentes?

La adolescencia es una etapa compleja en la que acontecen cambios importantes, tanto a nivel físico, hormonal y sexual, como social y psicoemocional. Es un periodo en el que se percibe un gran aumento en la velocidad de crecimiento corporal, y se alcanza el pico de masa ósea; momento en el cual se adquiere el 50% del peso definitivo, el 25% de la talla, y el 50% de la masa esquelética.

Además, se presencia un cambio en la composición corporal diferente en función del sexo, con un notable incremento de la masa magra en los varones, y masa grasa en las mujeres, que hace que los requerimientos de energía y nutrientes no solo sean muy elevados, sino diferentes en uno y otro sexo.

Es por ello que la alimentación del adolescente debe favorecer un adecuado crecimiento y desarrollo, promoviendo hábitos de vida saludable para brindar buena calidad de vida, previendo deficiencias nutricionales y enfermedades.

El requerimiento de nutrientes que se necesita sumado a los cambios en el estilo de vida y hábitos dietéticos, lleva a que la adolescencia se trasforme en una época de alto riego nutricional.

Es de amplio conocimiento que, la alimentación de los adolescentes es con frecuencia desequilibrada en el aporte de nutrientes, esto significa dietas ricas en grasas (35-50% del total calórico), y justamente con bajo índice de ácidos graso monoinsaturados y poliinsaturados, es decir grasas beneficiosas para el organismo; el mayor aporte está dado por parte de grasas saturadas, provenientes de embutidos, procesados y snacks.

Por otra parte, la ingesta de proteínas y de sal es muy superior a las recomendaciones, y hay un aporte insuficiente de carbohidratos complejos y fibras, por el bajo consumo de frutas y verduras.

Todo ello colabora a que la obesidad sea el mayor problema nutricional en la adolescencia, con la consiguiente morbilidad asociada, como la tendencia a hipertensión arterial e hipercolesterolemia, que a la larga favorecerán el desarrollo de cardiopatía isquémica y aterosclerosis.

Si, además, sumamos a esto, la situación por la cual actualmente estamos cursado, presentándose restricciones para salir, aislamientos sociales, falta de actividad física, podemos ver, por diferentes estudios realizados que la situación se ve aún más afectada; los hábitos alimentarios y el estilo de vida, se fueron modificando de diversas maneras, y lo más alarmante es que el principal grupo en el que esto ocurrió es el que presenta el principal factor de riego, la obesidad.

Por ello es que es de suma importancia en este momento, hacer énfasis a varios factores, detectando el riesgo y realizando pequeñas modificaciones, que ayuden a sobrellevar esta situación de la mejor manera.

Dentro de estos cambios, los principales a tener en cuenta, podrían ser:

–          Organizar las comidas del día, realizando las 4 principales, es decir, desayuno, almuerzo, merienda y cena; sin saltearse alguna, y estableciendo horarios fijos.

–          Asegurar una alimentación equilibrada, evitando las comidas rápidas y alimentos procesados. Promoviendo a una ingesta adecuada sobre todo en frutas y verduras, necesarias para el aporte de vitaminas y minerales, que ayudan a fortalecer el sistema inmunológico.

–          Descansar las horas necesarias, y organizar los tiempos de estudio; de este modo se aprovechará mejor las horas del día.

–          Mantenerse activo; llevar una vida activa, ya sea de manera creativa o deportiva, ayuda en varios aspectos a nuestro cuerpo, reduciendo el riego de padecer múltiples enfermedades, contribuyendo el desarrollo integral, y mejorando el estado de ánimo.

De esta manera, modificando paulatinamente pequeños hábitos del día a día, se podrá ir haciendo correcciones para mejorar el estilo de vida que actualmente se está presentando; y de esta forma también tener la posibilidad de ir evitando muchas enfermedades que podrían desarrollarse a corto o largo plazo, que quitan valor a nuestra vida.

 

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