“Hay un solo planeta Tierra: o lo cuidamos o desaparecemos”
Ya leíste y disfrutaste la primera parte de esta hermosa entrevista al astrónomo Luis Martorelli donde nos contó sobre su contacto con la naturaleza, la ciencia, su niñez y adolescencia y las preguntas que se hacía.
https://prismadigital.com.ar/gente-que-inspira/observar-el-cosmos-saber-que-hay-mas-alla-y-buscar-la-vida-extraterrestre-sigue-siendo-hoy-una-pasion-para-mi/
Ahora te traemos la segunda parte donde cuenta su experiencia como astrónomo, científico, el trabajo de divulgador científico, con niños y adolescentes y también nos advierte sobre el cuidado de la Tierra. Leé esta segunda parte.
P: Y la universidad
LM: “Y antes estudiar en la facultad, jugaba al fútbol en Gimnasia, yo soy muy tripero, muy de Gimnasia y Esgrima de La Plata. (Mi abuelo trabajó además en la construcción del estadio) Jugué en Gimnasia de arquero durante dos años y miraba desde la cancha de Gimnasia la cúpula del Observatorio, para mí era una cosa de locos. Mi viejo me retaba porque no miraba el partido, miraba la cúpula. Ahí fue cuando dije bueno, “vamos a empezar a estudiar Astronomía”.
Recuerdo que de chico me sentaba con mi abuelo como les conté, a hacer esas preguntas. Y ahí empezaron las cuestiones, la construcción del telescopio con mis manos, que lo terminé muchos años después. El entrar a ingeniería. -Yo no empecé directamente Astronomía. Y ahí está cuando iba a juego jugaba en Gimnasia yo me había entrado en Ingeniería Aeronáutica porque también me gustaba armar aviones, maquetas de aviones y no había forma,- tenía el telescopio o las maquetas de aviones, me dediqué a al telescopio y me fui a Astronomía y ahí empecé a pensar seriamente en la importancia de lo que es una carrera, desde punto de vista pero con pasión cuando uno lo hace con cómo te gusta, con lo que querés.
Ya les digo, de la familia fui la primera generación de recibidos y fui a la Universidad Nacional de La Plata donde se gastronomía y se sigue estudiando. Ahora con Geofísica y con Meteorología. Tres carreras más. Y eso fue hermoso para mí. Porque me abrió la cabeza de una forma increíble.
Empecé a estudiar en una época conflictiva.75´. Y me recibí en el 81´. Muy conflictiva. Además, hice el servicio militar obligatorio. (Algo que no se lo deseo a nadie. Absolutamente a nadie. Absurdo y ridículo). Pero en esa época yo venía, pibe de barrio criado medio entre el campo y la ciudad, hijo de familia allí no éramos humildes, pero sí clase media con limitaciones saliendo adelante con el trabajo del viejo pero con una increíble capacidad en la familia de bueno, estudiar lo que te gusta. Sé lo que quieras, pero hacé algo. Además teníamos la oportunidad de estar en una universidad. Fue para mí un punto de inflexión en el pensamiento completo en la evolución y por sobre todas las cosas en la creatividad y además en la relación social. Comencé en el sistema universitario, a conocer chicos que venían de distintos lugares. Ni mejores ni peores. Provenían de distintos lugares, de estratos sociales, de niveles y además de localidades que no conocía ni las había escuchado nunca y eso fue hermoso porque en las reuniones, las guitarreadas, el mate, el compañerismo, nos permitió empezar a entender se puede trabajar en conjunto en un grupo. Y en ese grupo poder hacer las cosas para el bien de los demás. Eso es apasionante. No te lo da cualquier organismo. Te lo da la Universidad, o el sistema educativo. Cuando vos estás dentro de un sistema que es público y gratuito es muy importante.
Entonces, ahí fue donde yo empecé a darme cuenta que me apasionaba construir telescopios. Había empezado, hacía muchos años, ocho días atrás y ya estaba casi recibiéndome y voy al laboratorio de óptica del observatorio donde el jefe me había ayudado a hacer aquel viejo telescopio y empiezo a dar exámenes para ser ayudante. Ayudante de cátedra, me recibo de Astrónomo, doy un concurso, entro en el CONICET, soy investigador del CONICET. Fui durante diez años y la pasión que me llevó a los telescopios y a la astronomía me hizo marcar un camino increíble: llegó el telescopio más grande de Argentina que se había comprado hacía muchos años y estaba desarmado en el observatorio de La Plata y había que ir a montarlo a San Juan en El Leoncito y ahí como recién me había recibido, prácticamente me impuse al hombro muchas cosas y formé parte del equipo que estuvo montándolo en la cordillera de los Andes desde el año 1984- 1986. Para mí fue una experiencia impresionante. Conocí gente de Chile, Estados Unidos, Europa, pero quienes montamos ese telescopio fuimos nosotros, los argentinos, cordobeses, sanjuaninos. Y de la provincia de Buenos Aires que, de una manera u otra, lentamente, durante dos años, armaron ese monstruo que está funcionando y sigue siendo un orgullo para el país.”
P: ¿Cómo es trabajar, interactuar con los chicos y transmitirle conocimientos científicos?
LM: “He vivido cosas hermosas, hermosas. Estaba recibiéndome allá en el 81, 82 y tuve la oportunidad de ver en el canal 13 en aquel momento la serie de un astrónomo o astrofísico norteamericano llamado Carl Sagan. La serie Cosmos. Cuando la divulgó Canal Trece me quedé la vi y quedé shockeado. Son doce capítulos realmente impactantes. Mientras tanto yo venía haciendo pequeñas cosas en la facultad como atendiendo escuelas, atendiendo colegios, jardines de que venían y querían conocer el observatorio o atender visitas a la noche. Yo formaba parte del grupo de extensión universitaria que después tuvo ese nombre. Al principio éramos 3-4 alumnos astrónomos casi, que le habíamos pedido al entonces director porque no era facultad todavía era Instituto Superior el Observatorio y estaba toda la parte de la dictadura militar entonces las facultades estaban medio semi cerradas de noche prácticamente el observatorio no trabajó de noche y eso fue un punto horrible, espantoso. Pero a mí me gustaba llevar a los colegios: primarias, secundarias, jardín de infantes. Yo me sentía cómodo con los chicos tratando de hacer esto que ustedes están haciendo ahora: preguntas y tratar de responderle las mejores este inquietudes que tenía así que bueno, esa fue mi inicio en la extensión universitaria después me dediqué muchísimo ya como astrónomo becario del CONICET, investigador, profesor dentro de la universidad y de la facultad a divulgar las ciencias astronómicas ópticas o todo aquello que tenga que ver con la preservación del planeta Tierra y el cuidado del planeta Tierra de una forma muy grata y además muy afín con lo que a mí me gustaba ¿No? Eso me gustó mucho siempre y así continué y seguí.
Una de las cosas que más me gustaba de las escuelas era que me obligaban a mí a pensar, a debatir y a estudiar. ¿Por qué? Porque los chicos, los niños, los niñes y los adolescentes, son muy, muy inquisidores y preguntones. Es maravilloso eso. Porque cuando vos preguntás ¿Qué pasa cuando un planeta le ocurre esto cuando a una estrella le pasó tal cosa, cuando un cometa llega hacia allá? Vos tenés que tener las herramientas para poder responderle. Pero si no las tenés, las buscás, no las inventás, las busca y eso es fantástico. Entonces a mí me obligó mucho a analizar otras áreas de la Astronomía que no eran exactamente las mías. Y eso te permite tener un enriquecimiento muy grande. Pero además los chicos no solo preguntan, sino que después se quedan con el agradecimiento de que vos les diste una idea o les contaste algo. Y he tenido cosas increíbles.
Ha venido gente de distintos lugares del mundo con chicos que hablaban muy mal el castellano y bien el inglés. Ponele yo no lo hablo bien. Y ellos quedaban sorprendidos con lo que era el observatorio. La Astronomía en Argentina. Eso es muy lindo, muy enriquecedor. Mostrar los telescopios que sacaron fotografías en el S. XIX y XX al principio. Y que hoy todavía están puestos dentro de lo que es el museo. Eso es un valor increíble.”
P: Una anécdota que quieras compartir
LM: “Todos los pibes siempre preguntan cosas. Recuerdo, una, yo proyectaba -ustedes no lo han visto nunca eso-, pero había una cosita que se llamaba “diapositivas”, que eran unos cuadraditos donde estaban las películas puestas adentro de foto y se proyectaban como si fueran un cañón que proyecta sobre una pared. Bueno, era un proyector de diapositiva. Las diapositivas iban pasando lentamente y se aparecía sobre la pared la imagen de Saturno, Júpiter, lo que vos tenías en la foto. Ampliaba. Pero era ya la época en que la tecnología comenzaba a poner tele de pantalla plana. Y los chicos creían que eso era un televisor enorme. Entonces iban y tocaban la pared. Pensando que era el televisor. Yo de esas cosas que me han quedado así guardadas digo que impresionante cómo evoluciona todo. Así que bueno. Anécdotas hay por todos lados. He estado en el interior, en muchos lugares y he tenido a veces preguntas tan complejas sobre la evolución del cosmos como las que me hacía yo ya científico pero esas cosas son muy muy bellas. Armar en el medio de un pueblo un observatorio con el colegio y que los chicos a la noche con sus padres puedan ir a ver con sus telescopios, con su pequeño telescopio, el del colegio Saturno, la luna, es impagable. Abre una cabeza, abre la conciencia, y es hermoso porque los chicos pueden preguntar. Hoy todo está en un celular pero no es lo mismo. No es lo mismo ver a Saturno a través de un telescopio con el ojo es la primera imagen que yo tuve en el séptimo grado, sexto grado. Subido en la escalera del telescopio, puse el ojo y ahí tenía Saturno con sus anillos colgados. Cuando alguien me dice es la imagen que te quedó o te queda más linda de todo lo que observaste en el cielo. Esa. Porque fue la primera y la que me marcó. Chiquito, con su anillito, con sus colores, suave. Hoy hay imágenes de Saturno que son maravillosas con las naves espaciales, el telescopio espacial, el telescopio web pero esa imagen es la que a mí me quedó. Genial, maravilloso.”
P: Un mensaje para los lectores:
LM: “Por eso, yo insisto que hay que mirar a la naturaleza, tener un larga vista, tener un pequeño microscopio y si se puede tener un pequeño telescopio con alguien o en el colegio o en algún lugar para poder contemplar el universo, el cosmos, y la vida en el planeta Tierra. Me abrió mucho la cabeza al charlar con los chicos y con los adolescentes porque la pregunta siempre es ¿Qué va a pasar con el planeta? ¿A dónde vamos? Esa era la pregunta que me hicieron hace cuarenta años y me la siguen haciendo y nos la seguimos haciendo. No hay otro lugar donde vivir. La Tierra es un solitario punto azul perdido en el cosmos. Acá estamos y no podemos destruirla. No podemos desintegrarla. Porque cuando vos preguntás qué pasa cuando un planeta le ocurre esto cuando a una estrella le pasó tal cosa, cuando un cometa llega hacia allá. Entonces a mí me obligó mucho a analizar otras áreas de la astronomía que no eran exactamente las mías. Y eso te permite tener un enriquecimiento muy grande. Yo creo que cuando uno es chico tiene la mente y la cabeza abierta a recibir y a recepcionar todo lo que hay alrededor y todo lo que la naturaleza y como nos permiten observar ¿No? Y ahí esas preguntas que después a lo largo de la vida y de la evolución uno las va guardando y las va tratando de responder sin darse cuenta. Eso es lo apasionante. Ahora me viene a la memoria un momento que tuve en ese campito de mi abuelo ahí en las afuera chico, doce, trece cuando hablábamos de la cohetería y del Saturno V, para llegar a la luna y mi viejo me dice: no te olvides que la Argentina está lanzando cohetes también y me quedé mirándolo con mis 12 años no había leído nada en ningún lado. Él conocía gente de aeronáutica y sabía que en Mar del Plata, en la provincia de Buenos Aires, y en Chamical, en la provincia de La Rioja, la Argentina estaba haciendo pruebas con pequeños cohetes y con algunos seres vivos, ratones, y ahí está el monito Juan.
Cuando yo vi esa historia y entré en esa historia quise conocer el lugar. De grande fui a Chamical. Y fui a ver el lugar del lanzamiento de aquellos cohetes pequeños que llevaban algunos seres vivos como ratones y el monito. Y la verdad que es maravilloso. Porque eso te permite entender qué importante es estudiar, qué importante es avanzar. Qué importante es para un país tener la posibilidad de crecer, de estar. Y no de ser destruido. Nuestro país es maravilloso. Fabrica satélites, fabrican centrales nucleares para la paz y para la salud fabrica vacunas, fabrica una cantidad de alimentos impresionantes. Fabricamos mucha tecnología. Pero también tenemos muchos problemas y estamos bastante atrasados en algo que es fundamental. Trabajar todos juntos para un mismo lado. Porque si todos no empezamos a pensar en un país de verdad la ciencia no sirve. Y la ciencia está hecha para salvar a la humanidad. No para destruirla. Cuando hay ciencia para la destrucción no hay ciencia. Y eso es importante. La astronomía por muchísimo, desde todos los lugares del mundo que quieran para que hoy tengamos una calidad de vida mejor. Porque cuando se descubren elementos químicos en las estrellas o en el cosmos o en la evolución, esos elementos químicos también están en nuestro cuerpo. Y se formaron allá arriba. Hay todo un hilo conductor Yo creo que hay una cosa que es importantísima chicos, importantísima. Tenemos un solo planeta, no hay otro. Nunca vamos a poder ir en este siglo y creo que en el que viene tampoco, a ninguna estrella cercana donde podamos explorar un planeta. Entonces o lo cuidamos o desaparecemos. Así que contemplen la naturaleza. Fíjense lo que le pasa. Traten de ayudarla. Pero también observen esa naturaleza cómo va cambiando y cómo va evolucionando en función de lo que el hombre y le hace al planeta. El cosmos es hermoso, es maravilloso. No pierdan la oportunidad de mirarlo aunque sea a simple vista.