
Las huellas digitales en las infancias y adolescencias
Les traemos un nuevo texto de Forum de Infancias Misiones:
“Las huellas digitales en las infancias y adolescencias:”
En un mundo post pandemia, en donde se nos impuso con mayor fuerza la inclusión de la digitalización en nuestro día a día, es imprescindible poder pensar nuestras prácticas como personas adultas responsables de otros psiquismos y, al mismo tiempo, la inmersión de las infancias y adolescencias a esta virtualidad.
Si tenemos en cuenta que una infancia no accede a la tecnología, sino por medio de otra persona, muchas veces adulta, que, por trabajo, realizar tareas domésticas o meramente querer descansar, facilita la tecnología a las infancias y adolescencias para que estén “ocupados” en algo.
Muchas de estas facilitaciones son sin información necesaria y relevante para poder comprender que toda acción en un espacio virtual deja una huella permanente, exponiendo a las infancias y adolescencias a un mundo en el que todavía hay muchas cosas que cuestan poner límites y en donde cualquier persona, con cualquier intención, puede estar del otro lado haciéndose pasar por alguien que no es.
Esto no significa que se tenga que dejar de utilizar las tecnologías o redes sociales, ya que, con buenas prácticas en las formas de emplearlas, son una herramienta que ayuda en la obtención de información mundial y a poder sentirse cerca de personas que están físicamente alejadas.
Por lo que resulta de importancia comprender que todas las personas que accedemos a la virtualidad, dejamos marcada una huella que nos acompañará, queramos o no, en toda nuestra trayectoria.
Si para un adulto, que se presupone con mayor recursos psíquicos para enfrentar o dar respuesta a diferentes problemáticas, cuesta poder comprender el valor de ser cuidadosos con la información que se publica o se comparte de uno mismo, dimensionen un psiquismo en construcción, las infancias y los psiquismos adolescentes, que se encuentra en un periodo de querer pertenecer y permanecer a grupos para conformar sus identidades diferenciadas de las parentales, lo que cuesta mantener hábitos saludables en este ámbito.
Las infancias comienzan sus huellas digitales gracias al grupo familiar, fotos de primer día de escuela, con la insignia de la institución, fotos en donde se observan plazas que se concurren, gustos de helados, gustos de películas o series, fotos de sus primeras horas de vida, entre otros; y sin darnos cuenta facilitamos información personal de nuestras infancias, exponiéndolos a un innumerable grupo de personas, que pueden hacer con esa foto o esa información lo que quieran.
Con los y las adolescentes se configuran de una forma diferente, pero que igualmente quedan inmersos en un mundo de “acá todo se vale” donde la pornografía, el ciberbullying, el ciberacoso y el grooming están a la orden del día.
En su afán de pertenecer, de sentirse escuchados, de ser comprendidos y la exploración de su sexualidad y sensualidad se exponen a un espacio en el que no se termina de conocer del todo a quien está del otro lado del chat, ya que el robo de identidad es uno de los grandes problemas en las virtualidades.
Por lo que les invito a reflexionar sobre nuestras huellas digitales, la de nuestras infancias y adolescencias, para lograr generar espacios de empatía, cuidado y de responsabilidad respecto a que es privado y que es público, a que se puede mostrar y que es mejor guardarlo para uno.
Priscila Nahiara Bezus
Lic. en Psicología
M.P. 1102