
Actividad física adaptada
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Actividad física y deportiva en niños y adolescentes con discapacidad intelectual
“La actividad física adaptada es un cuerpo de conocimiento multidisciplinar dirigido a la identificación y solución de las diferencias individuales en la actividad física.
La actividad física adaptada incluye, además de otros aspectos, la educación física, el deporte, la recreación, la danza y las artes creativas, la nutrición, la medicina y la rehabilitación”.
Congreso Mundial de Actividad Física Adaptada de 1998.
Así mismo se deduce que la actividad física adaptada se refiere a actividades con personas que sufren alguna enfermedad crónica o que presentan alguna discapacidad.
El deporte adaptado es aquel que utiliza medios distintos a los habituales, para permitir a los deportistas con discapacidades físicas, intelectuales o sensoriales practicar la actividad en igualdad de condiciones y sin riesgo para su salud.
Por tanto, estas actividades y deportes practicados por personas con discapacidad necesitan algún
tipo de adaptación para poder practicarlo en unas condiciones óptimas según el tipo de discapacidad que presente el participante. Estas adaptaciones pueden ser de distintos tipos, desde una adaptación del material utilizado, de las instalaciones donde se realizará el deporte, hasta incluso una adaptación de las normas y reglas del juego.
La actividad física adaptada incluye la educación física, el deporte, la recreación, las artes creativas, la nutrición, la medicina y la rehabilitación.
En cuanto a las discapacidades clásicamente conocidas, se pueden clasificar en tres grandes grupos: físicas, sensoriales e intelectuales. En este capítulo nos referiremos a niños y adolescentes con discapacidad intelectual (DI).
Para que las actividades se realicen en igualdad de condiciones, los niños y adolescentes con DI no
sólo se dividen en grupos según su edad, sino que también se suelen dividir en grupos según su nivel de discapacidad.
Leve
Moderado
Severo
Profundo
A la hora de prescribir deporte para el niño con DI habrá que tener en cuenta la intensidad de la actividad, las condiciones del medio ambiente y el riesgo de lesiones.
Es necesario encontrar maneras de mover a los niños y adolescentes, y de mejorar su condición física. En el caso de niños con DI, este aumento de actividad física ha de ser realista, sin ofrecer altas expectativas, porque si no se consiguen los objetivos, el grado de frustración puede ser grande y desmotivar a los niños y adolescentes.
También es necesario examinar si existen barreras que impidan desarrollar unos buenos hábitos, barreras que pueden ser fisiológicas (como se ha descrito), sociales, económicas o ambientales. El hecho de quitar barreras permitirá aumentar la práctica de ejercicio en esta población.
Sacchetti Rut
Lic. En Psicología
RIE (Red de Inteligencia Emocional) Posadas