Alimentación consciente e intuitiva
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La alimentación es uno de los procesos más importantes que realizamos en el día a día y no lo deberíamos tomar a le ligera, es gracias a esto que incorporamos los tan importantes nutrientes para nuestro cuerpo.
El acto de alimentarnos implica la puesta en marcha y coordinación de diferentes órganos que se encargan de realizar la digestión de los alimentos.
La comida tarda entre 15 a 20 minutos en pasar del estómago al íleon, es en este momento cuando se libera la hormona de la saciedad, que indica al cerebro que ya no necesitamos seguir comiendo. Pese a esto, en muchas ocasiones, ignorando la señal, seguimos comiendo o comemos tan deprisa que la liberación de esta hormona llega demasiado tarde.
Ante la sobre ingesta, nuestro estómago se sobrecarga y produce una respuesta de saciedad exagerada. Además todo el proceso de la digestión que sigue, se hará de manera “forzada”, esto puede llevar a una alteración en la absorción de los tan necesarios nutrientes que nos aportan los alimentos.
Ahora bien ¿Por qué muchas veces ignoramos estas respuestas naturales de nuestro cuerpo?
¿Por qué seguimos comiendo cuando estamos saciados? ¿Por qué comemos si no tenemos hambre? O ¿nos dimos cuenta siquiera de lo que acabamos de comer?
Todas estas acciones pueden estar relacionadas con el estilo de vida moderno y al hecho de que nos encontremos en “modo automático” con más frecuencia de la que deberíamos. Y es que hoy en día, pareciera que no le damos importancia al tan valioso momento de las comidas, ya sea porque no disponemos del tiempo y comemos deprisa o por que elegimos ese momento para revisar nuestras cuentas o distraernos con pantallas.
Es acá donde vemos la importancia que podrían tener las prácticas de alimentación consciente e intuitiva. Dos términos que seguramente ya han escuchado y que probablemente sigan escuchando por estos días.
La alimentación consciente, es la práctica que nos invita a dar atención plena al proceso de alimentación. Consiste en estar en sintonía con las texturas y sabores que podemos encontrar en cada bocado.
La alimentación intuitiva es la práctica que nos impulsa a escuchar las señales que nos da nuestro cuerpo. Por ejemplo, la sensación de plenitud o saciedad luego de las comidas o el hambre cuando no hemos comido en horas.
Estas prácticas tienen como finalidad la autorregulación de la ingesta mediante la consciencia y la autoescucha.
Además, por ejemplo, podemos lograr reconocer estímulos de ansiedad frente a ciertas comidas, evitar la ingesta de alimentos con temperaturas inapropiadas, mejorar la relación que tenemos con la comida y poder manejar estímulos que nos lleven a ingerir alimentos de manera inapropiada, como por ejemplo los atracones y picoteos constantes.
De todas formas estas prácticas tienen que estar acompañadas de una elección de alimentos saludables. Es importante no ver a estas prácticas como soluciones, sino como otras herramientas para lograr los tan nombrados cambios en los hábitos alimentarios.
Lic. en Nutrición: Nicole Konig
RIE (Red de Inteligencia Emocional) Posadas