Jugar estimula la creatividad

Jugar estimula la creatividad

El juego no se reduce a la actividad lúdica en la infancia. De hecho, el juego es una actividad que nos acompaña a lo largo de la vida.
Existen varios tipos y cada uno tiene una función en el psiquismo.
El adulto, en el mejor de los casos, se sirve de la palabra para precisar y fundamentar su malestar psíquico. En la queja es posible ver esto. Así también cuando ejecuta un plan, es común que lo comunique y vaya construyendo el plan a partir de un otro.
En el niño no existe esta posibilidad de  asociación y verbalización. En el juego solitario, cuando observamos al niño en el despliegue de un juego que no incluye a otra persona, es posible que esté tramitando sus ansiedades, sus miedos y sus disgustos.
El juego de arrojar objetos es esperable en niños menores al año y medio. Muchas de las veces, los adultos frente a sus cuidados, interpretan como un acto de hostilidad por parte del niño. Pero en realidad tiene dos funciones fundamentales: por un lado, en tanto la visión y la representación de la imagen en el cerebro se van desarrollando, al arrojar el objeto se van construyendo las dimensiones de espacio y de tiempo. Es cierto que puede cumplir la función de descarga de afecto, aunque también representa la posibilidad de convocar a otra persona a que juegue con él en el acto de devolverle el objeto para que lo vuelva a arrojar.
El encierro de más de 70 (setenta) días es percibido por el niño. Es probable que un niño de año y medio llore y se angustie al encontrarse de frente a otra persona que estuviese por fuera de las personas que compartían con él el aislamiento.
Por tanto, es muy posible de observar en niños de 2 años en adelante cómo juegan a invitar a dar un paseo a sus muñecos u obligar a sus muñecos a una rutina de manera imperativa. En este punto aparece el juego como cumplimiento de deseos.
En la posibilidad de alargar los ritmos de hambre y sueño de un bebé, se intenta coordinar los tiempos del niño con los de la familia. Pero también es preciso reconocer que los cuidados conllevan un malestar vivido por el niño. La interrupción del sueño, cambiarlo en el frío, bañarlo en invierno, la visita al doctor, alzarlo y quitarlo de una actividad en la que estaba puesta su atención, entre otras. En los juegos de roles el niño tramita estas vivencias convirtiéndolas en activas.
Los adultos:
·  Podrían prestarse, siempre que el niño lo permita, a cumplir uno de los roles asignados por el niño.
·    Podrían cualificar los momentos de malestar. Explicando con palabras accesibles a los niños que la rutina es la forma de cuidarlos.
·    El juego le da al adulto la posibilidad de poner ciertos límites al niño. (Si se trata de un niño que se demora mucho por ejemplo, o bien, si se trata de un niño más ansioso que prefiere hacerlo todo rápido)
·    El juego permite desarrollar la tolerancia a la frustración y la tolerancia a la espera.
·    Desde el juego, el adulto vive la experiencia de reconocer y de disfrutar los avances en el crecimiento del niño.
Existen familias que tienen instalada, en su rutina diaria, dar de comer primero al niño y hacerlo dormir, mientras que, en un segundo momento, se comparta el almuerzo con los demás miembros de la casa.
¡Cuánto más estimulante podría ser integrarlo al niño a esta actividad familiar!
Si observamos que puede jugar con un camión o cualquier otro objeto y manipularlo, también podría hacerlo con una cuchara o tenedor de plástico.
Esto representaría una oportunidad de autonomía y de poder afianzar vínculos con otros miembros de su familia, no solo con el adulto que está frente a su cargo (la madre generalmente).
Es muy posible percibir cuánto disfruta un niño ensuciarse. Es importante que el adulto pueda tolerar y permitirle un espacio y un momento en la semana para ensuciarse. De esta manera se va construyendo los límites y el armado del cuerpo psíquico. Los juegos de encastre tienen la misma función.
A modo de conclusión, jugar,
–  Es la manera privilegiada de tramitación de diferentes procesos psíquicos.
-Ofrece la posibilidad de la estimulación emocional, más allí cuando el adulto nombra las emociones que aparecen en el niño o en sus juegos (tristeza, ansiedad, alegría, etc.)
-Representa la posibilidad de la estimulación social.
-Permite la construcción de las dimensiones de espacio y de tiempo.
-Otorga las bases de nuevos aprendizajes.
– Habilita una manera menos punitiva de poner algunos límites.
– Permite la construcción del cuerpo psíquico.
-Estimula la creatividad.
-Si se incluye a las actividades que conforman la rutina (con inicio, desarrollo y final) permite la posibilidad de historización.
-Conduce a la asunción de un rol en la familia.
-Mejora la calidad de vida familiar y da más posibilidades de disfrutar de un momento irrepetible, la infancia.
Escribe: Lic Federico Monges (matric.  Prov. 168)

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